El largo camino a casa

Una vez finiquitadas definitivamente las vacaciones, volvemos a la dura -durísima- rutina. Durante estos días me he dedicado a moverme por este intrigante país, lo cual ha supuesto, de nuevo, muchas horas en tren, medio de transporte que siempre me ha encantado y que comienzo a odiar con cierta intensidad…

Esta vez no había niñas gritando, pero tuve el placer de compartir vagón-litera con varios individuos cuyo olor corporal superaba con creces el umbral de lo soportable. Y otro roncaba. Aunque esto último ya me había pasado, así que viajaba pertrechado con dos bonitos tapones para los oídos… De esta manera pude concentrarme plenamente en el olor que lo invadía todo. Varias veces a lo largo de la noche pensé en vaciar el desodorante en el vagón. Luego en solicitar amablemente que lo incineraran… aunque al final logré dormirme. Espero haber roncado como un auténtico animal. Malditos.

Lo cierto es que, salvo este tipo de incidentes, por desgracia habituales cuando uno viaja en el transporte público, un servidor cree haber aprovechado bastante este respiro veraniego… Les tenía algunas sorpresas preparadas para el verano, pero van a tener que esperar un poco… SF recuperará pronto la normalidad, hasta entonces les sugiero que se entretengan leyendo a Misslucifer, que ya está en Bergen (Noruega), desde donde nos regala su blog Crónica de un frío anunciado.

  1. Jeje!! Me ha hecho reír mucho la entrada… aunque supongo que eso no te servirá de consuelo… En fin, que espero que te lo hayas pasado muy bien y que vuelvas pronto al «mundillo»! ;-D

  2. jaja, tenías que haberte despedido del hombre-mofeta (fijate, doy por hecho su sexo) diciendole: «No te olvidaré!!»

    Bienvenido a la gloriosa rutina!!

Los comentarios están desactivados.